Mujeres Blasquistas: El grupo republicano “Mª Blasco” de Burjassot
[Artículo realizado por el grupo de trabajo formado por Robert Blanes, Amparo López, Ángel López y Vicente Sanchís en 2018]
Este trabajo pretende reivindicar el protagonismo de las mujeres integradas en la rama femenina de la Unión Republicana de Burjassot, aglutinadas bajo el nombre de agrupación “María Blasco”. A través de este artículo, se destacará la labor de aquellas vecinas en pro de los derechos sociales y culturales de un Burjassot de tendencias republicanas, y un compromiso que, en no pocas ocasiones, superó las fronteras de su cuna política y se transformó en solidaridad.
A lo largo de la historia, a las mujeres se les ha asignado el rol de esposa y madre como función obligatoria, de manera que este binomio ha sido transferido y eternizado a través de los siglos como un principio indeleble. Desde niñas eran adiestradas para cuidar del hogar, atender las necesidades del marido y cuidar de sus hijos. Una trilogía que las enclaustraba exclusivamente en la esfera doméstica. La maternidad era su exclusivo destino y el medio de realización reconocido en las pautas culturales, aunque su trabajo e implicación laboral iba más allá de ese análisis. La confluencia entre los planteamientos de la medicina, religión (Jiménez Sureda, 2009: 21-49) y escuela (Fernández Valencia, 2006: 434), mantenía el modelo tradicional fomentando el arquetipo mujer-madre. Se trataba de instruir a las mujeres desde edad temprana en lo que se consideraba su misión exclusiva, partiendo de su incapacidad e ignorancia de sus saberes (Flecha, 2006: 455-458). No cabe duda de que existieron sectores minoritarios que abogaron por revisar el concepto tradicional de mujer y, por tanto, la educación que debería recibir. Son ejemplos los republicanos, socialistas y anarquistas, aunque habría que ver hasta qué punto los conceptos y los propósitos formulados en los programas casaban con los sentimientos de las bases.
Es importante saber que, a pesar de todo, la totalidad de las corrientes de opinión y posiciones políticas consideraban, a finales de siglo, imprescindible revisar la situación social por la que la mujer recibía una formación mucho más deficiente que el hombre y modificar, en consecuencia, el sistema educativo o ciertos aspectos del mismo (Bernad Royo, 1983: pp. 237-244).
En la segunda mitad del XIX, en la que la sociedad española no vio una clara necesidad de educar a las mujeres (Aguado, 2005: 111), dadas las condiciones económicas y sociales del país, además de algunas voces independientes y solidarias como la de Concepción Arenal, fue la Institución Libre de Enseñanza la que expuso seriamente el problema de la instrucción femenina y la que impulsó algunas iniciativas. Aniceto Sela, explicando el programa de la Institución para la Enseñanza de la Mujer de Valencia, decía
que estaba encaminado a educar a la mujer, no sólo para la casa, sino también para la sociedad, así como para que el llamado sexo débil dejara de ser un ente subalterno en la colectividad; influenciados por los establecidos en Francia en las escuelas primarias superiores durante los años setenta, planteaban, en primer lugar, una cultura general suficiente. Pero, además, enseñanzas físico-naturales, idiomas, historia, bellas artes y educación física e higiene. A ello había que sumar las distintas enseñanzas especializadas. La concepción de la mujer como esposa quedaba asegurada a través de las materias impartidas sobre «antropología y moral aplicada a los deberes de la mujer», derecho usual y economía doméstica (Sela, 1910: 257).
En 1899, Emilia Pardo Bazán, seguidora de las ideas de Concepción Arenal, ofreció una conferencia en la Sorbona, en el que ilustró el papel que desempeñaban la inmensa mayoría de las mujeres españolas a las puertas de un nuevo siglo:
en España la mujer está autorizada para cursar en institutos y universidades; mas si lo hace, causa extrañeza e incurre en reprobación… Y no queda a la mujer más salida que el matrimonio, y en las clases pobres, el servicio doméstico, la mendicidad y la prostitución. Toda evolución escandaliza en la mujer. Para el español, la mujer es el eje inmóvil del planeta. Solo para el hogar exclaman ha nacido la mujer”. Ya lo decía Francisco Quevedo: “Las mujeres son hechas para estar en casa, no para andar vagando. Sus gustos han de ser los de sus maridos. El llevarlas a las fiestas mueve tal vez al que los ve; si son feas a desprecio; si son hermosas a concupiscencia[1].
Gracias a los esfuerzos, del movimiento Krausista y de la Institución libre de Enseñanza, en 1910 se reconoció el derecho de la mujer a la educación superior. A finales del siglo XIX e inicios del XX la mayoría de las mujeres españolas eran analfabetas. En la realidad gran parte de los hombres también lo era, es decir, más de la mitad de todos los españoles era analfabetos. “En el año 1900 solamente 25,1% de las mujeres eran alfabetizadas, en 1910 las mujeres alfabetizadas habían aumentado a 31,7% y aún más en 1920, a 40,5%. Las cifras son bajas, pero no tan bajas en comparación con los hombres alfabetizados, que en el año 1900 conseguían 42,1%, 45,9% en 1910 y 52,5% en 1920.” (Fernández, 2006: 448). Como vemos, había más mujeres analfabetas que hombres. Pero el problema de la mujer, es decir esa desigualdad entre los sexos, residía más bien en la educación y en lo que estudiaban las mujeres.
La mujer estaba considerada como “el Ángel del hogar”[2] o, como afirma María Cruz Romeo Mateo: “Dios ha puesto en manos del hombre los asuntos y gobierno del mundo, y en las de las mujeres el de las casas y familia: así que no queremos trastornar lo que la divina Providencia dispuso” (Fernández, 2006: 63); fuera de este ámbito estaba considerada como ciudadana de segunda clase. Este fue uno de los motivos, entre otros muchos, que hicieron que germinasen los movimientos feministas. En los inicios del siglo XIX, fueron divulgadas las conclusiones de unos ensayos sobre la capacidad intelectual relativa a ambos sexos, resultados que se emplearon para manifestar la inferioridad física y mental de las mujeres para restringir sus potenciales actividades: “Los argumentos de la inferioridad física y mental se utilizaron para impedir el acceso de las mujeres a la educación superior y al mundo de las profesiones y los cargos públicos” (Nielfa, 1992: 618-619).
La organización patriarcal de España certificaba una actitud subordinada de la mujer en dos estados distintos, mediante una legislación que calificaremos de discriminatoria, basada en el Código Penal de 1870, el Código de Comercio de 1885 (Real Decreto de 22 de octubre de 1885) y el Código Civil de 1889 (Real Decreto de 24 de julio de 1889), ley esta última donde la mujer era “asimilada a los menores de edad, ciegos, locos, extranjeros y sordomudos” (Yusta, 2006: 107). Esta situación ubicó a la mujer casada en un escenario de total carencia de iniciativas, pues necesitaba la autorización del marido para firmar contratos, realizar compras, no podía vender incluso propiedades que eran suyas por herencia de padres, se les castigaba, penalmente, cualquier transgresión de la autoridad del marido y un largo etcétera.
La mujer trabaja en el campo hasta una edad avanzada: la recogida de la naranja, la escarda, la siega o la vendimia. Alterna las periódicas y rudas labores agrícolas con las cotidianas labores de la casa y los trabajos añadidos como bordar, instruir a los hijos (cuando podía y sabía), cuidar a los enfermos o a las personas mayores. Es una pieza fundamental en la agricultura, es una mano de obra barata y sumisa. Es considerada como una contribución familiar no retribuida.
Según el censo de la población española del 1930, solamente el 9 % de la población total femenina percibía sueldos, emolumentos que a menudo representaban una tercera parte de la de los hombres.
A pesar de esas restricciones, el liberalismo femenino en España data de tiempos anteriores, aunque no tuvo ningún efecto verdadero hasta la Primera República y alcanzaría su apogeo durante la Segunda República Española.
El cambio cualitativo más importante del momento lo protagonizarán los nuevos establecimientos de producción, las fábricas. La mujer dejará de realizar ciertas tareas que hasta entonces eran consideradas como innatas a su naturaleza, y muchos hombres ocuparán puestos de tejedores o incluso de urdidores en algunas zonas.
En definitiva, en los tres siglos anteriores a la industrialización un porcentaje difícilmente cuantificable de mujeres estaban incorporadas a las tareas de producción. Es cierto que en algunos casos el matrimonio significará el abandono de toda tarea prolífera, pero no lo es menos que en la mayoría de las ocasiones la mujer no permanecerá inactiva. Incluso en las cárceles, hospitales y casas de misericordia, hospicios y conventos se desarrollaban duras jornadas de trabajo que eran poco o nada remuneradas, y que continuarán ejerciéndose también en los siglos XIX y XX.
En cuanto al apartado político, los republicanos emergentes fueron los primeros en pedir progresos sociales, la igualdad entre los sexos y otros derechos concernientes a las mujeres, pero por la fugacidad de la I República Española, ese conjunto de ideas novedosas, como la del sufragio universal y otros pensamientos ya referidos, no entraron en vigor hasta mediados de los años veinte del siguiente siglo.
Ante un escenario tan triste, donde los derechos de la mujer son sepultados bajo leyes que hoy nos resultan de difícil comprensión, ¿cuál fue el papel de las diferentes asociaciones feministas creadas a la sombra del blasquismo y la agrupación femenina republicana de Burjassot, María Blasco? Para responder a esta cuestión habrá que conocer las propuestas del movimiento blasquista-republicano.
La notoriedad que alcanzó el partido organizado por Blasco Ibáñez gravitaba sobre dos ejes fundamentales: una nueva forma de concebir la política y, por tanto, de hacer política, diferente a la que hacían los partidos dinásticos y de notables de la época, y en el contenido de su propuesta de cambio social.
Su proyecto era socialmente progresista y, recogiendo la tradición cultural republicana rica en valores éticos y cívicos, aspiraba tanto al cambio político como a la democratización de la vida social. Cambio del sistema político corrupto y caciquil, laicismo, librepensamiento, cientifismo y un progresismo populista y obrerista (Sanfeliu, 2005: 75-103).
Ideario, que dará lugar, a finales del siglo XIX, a la creación, dentro del seno del movimiento blasquista, de dos organizaciones de mujeres. La primera vio la luz en 1897, la periodista y escritora Belén Sárraga junto a Ana y Amalia Carvia y Ángeles López de Ayala fundan la Asociación General Femenina con el objetivo de iluminar y educar a las mujeres “creando escuelas diurnas y nocturnas, además de mantener un discurso donde proponía el librepensamiento, el republicanismo radical y la necesaria solidaridad entre los dos sexos” (Rubio Franco, 2004: 455-480).
Pertenecían a un grupo minoritario de mujeres cultas, educadas en familias liberales, que tomaron opción por la masonería, por las doctrinas del librepensamiento y se posicionaron ante las rémoras y el atraso que soportaban las mujeres en España vindicando la necesidad de la educación femenina (también la superior) en igualdad con los hombres. En una primera instancia, sus reivindicaciones como asociación no apuntaban a la reclamación de derechos políticos y tan sólo incidían en la necesidad de educar a las mujeres en el laicismo, el anticlericalismo y los principios racionalistas (Fagoaga, 1999: 91-112).
Asociación que desde su nacimiento tiene aspiraciones revolucionarias, como: “el de vindicar una educación femenina laica […] en igualdad de condiciones con los hombres, incorporar a las mujeres a la regeneración de la sociedad española y reclamar una cierta emancipación femenina” (Fagoaga, 1985: 109). Entre sus múltiples actividades podemos destacar la publicación del semanario librepensador La Conciencia Libre; de forma pionera, abrieron un gabinete de lectura y una escuela, participaron en manifestaciones y mítines y demás actos que el blasquismo convocó en la ciudad.
La segunda organización, la Asociación Bien de Obreras, establecida en la calle de Guillem Sorolla, con su presidenta Elena Just al frente, nació en 1899 con la intención de trabajar “en pro de la educación de la mujer en todos aquellos conocimientos prácticos y útiles para las obreras” (El Pueblo, 19-iv-1899: 2).
El objetivo fundamental era la educación de las mujeres, como uno de los caminos fundamentales para llegar a la igualdad entre los géneros. También observamos que la adhesión de las mujeres se decanta hacia el proyecto político y cultural de los sectores liberales y republicanos,
que se proponían sustituir la moral sexual y sentimental difundida por la Iglesia católica por una nueva forma de entender las relaciones amorosas basadas en la dimensión placentera del acto reproductivo, el amor mutuo, la libre voluntad y el acuerdo de la pareja a la hora de elegir el matrimonio (Sanfeliu, 2005:75-103).
La extensión cultural del blasquismo manifiesta la dimensión del movimiento de establecer e influir en el sistema de valores, tradiciones y prácticas simbólicas. Es decir, “en su capacidad para establecer estructuras de significado a través de las cuales los sujetos daban forma a su experiencia” (Geertz, 1987: 343).
Los blasquistas abogaban por toda una serie de conductas propias de la cultura urbana en las que la militancia política, “el ocio y la diversión se convertían también en un nuevo lazo que unía a la pareja y profundizaba sus vínculos” (Sanfeliu, 2005: 209).
Desde estos propósitos la presencia de las mujeres en los actos de sociabilidad republicana era siempre elogiada y en las sedes republicanas se proyectaban habitualmente bailes, veladas culturales, musicales o artísticas a las que estaban invitados expresamente a intervenir a los socios y a sus familias. También a las conferencias políticas y a las charlas instructivas se pedía que acudiesen las mujeres, quienes recibían notables elogios por su asistencia. Un ejemplo son las palabras de Adolf Beltrán en el discurso que dio en la velada del casino de la Calle Libreros, que dirigió a las mujeres presentes: “permitid que mis primeras palabras sean expresión de mi profunda gratitud á las señoras que nos honran con su presencia en esta fiesta de la inteligencia y cultura, no sólo por su belleza digna de admiración, sino por su alma republicana” (El Pueblo, 24-xi-1906: 1).
Pero las mujeres republicanas no solo asistían a los actos programados por el blasquismo en torno a la vida familiar. También asistían a mítines y manifestaciones, resaltando su concurso en acontecimientos como las condenas por los desastres de Cavite o en protestas como las que tuvieron lugar tras el asesinato de Ferrer y Guardia.
En cualquier caso, los rasgos que caracterizaban las identidades femeninas en el blasquismo se relacionaban
con los valores propios de la cultura política del republicanismo, puesto que se reconocía que la subordinación femenina era un problema social y se entendía que las mujeres podían aspirar por una vía progresiva, moderada y estable, a los mismos valores universales (igualdad, libertad, justicia y progreso) que el proyecto republicano ofrecía a sus seguidores masculinos (Sanfeliu, 2005: 75-103)
De forma resumida, se ha presentado la situación de la mujer entre dos siglos y sus pequeños pero imparables logros con vistas a superar esa sociedad patriarcal que las relegaba a un papel secundario en el marco social. Un estado que, con excepciones, se puede extrapolar a nuestras vecinas de finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX. Centrémonos, pues, en las mujeres afiliadas al partido Unión Republicana, más concretamente en la rama femenina bautizada como María Blasco, en honor a la esposa de Blasco Ibáñez.
Ante la complejidad de recuperar la memoria femenina republicana en Burjassot, atendamos a la noticia aparecida en El Pueblo (19-iii-1922), en el apartado “Acción Republicana”, sección “Burjasot”: “La comisión organizadora de la Juventud Republicana Autonomista de esta población tiene organizado, […], unos «Jochs Florals» para el próximo mes de Abril, cuya fiesta cultural coincidirá con la fecha de inauguración oficial de esta Juventud”[3]. Información que nos indica que la Juventud Republicana Autonomista (incluían a ambos sexos bajo una denominación común) ya estaban estructuradas como asociación política, aunque les faltara inscribirse como tal en el Registro de Asociaciones.
Leyeron las poesías premiadas “los señores Morante y Asencio de Valencia y los señores Boti, Sancho y Benavent de Burjasot. Igualmente se leyó la poesía premiada en 3r lugar, Eureka, de doña Vicenta Riera Bueno de Burjasot”, única mujer presentada al certamen (El Pueblo, 23-v-1922: 4, y La Correspondencia, 25-v-1922: 3).
La inquietud de estas juventudes fue más allá “dels Jocs Florals”, dando lugar a la convocatoria de un certamen literario con una única temática: la mujer valenciana.
El acto será público y de carácter literario. Todos los trabajos tienen que ser escritos en valenciano con ortografía libre. Los temas seran: 1r premio: “Cant á la mare”; 2º premio: “Elogi de la esposa” y 3r premio: “Cant á la promesa” (El Pueblo, 27-xii-1922: 4).
El buen hacer de la Juventud Republicana de Burjassot los llevaría a participar en eventos fuera de nuestra localidad, el más destacado será el homenaje “al poeta y patricio Constantino Llombart” (El Pueblo, 22-iii-1923: 2).
La actividad cultural, en la sede de la Unión Republicana, El Ideal, de Burjassot no cesará. Así el sábado 17 de marzo de 1923 se impartió, por parte de D. Arturo Perucho (colaborador de El Pueblo), la conferencia titulada “Misión social de la mujer en España”, en la que el orador
expuso el estado actual de la mujer española, educada en la escuela de los prejuicios de sexo ó ineducada completamente, viviendo más del instinto que de la educación.
Semejante estado de la mujer no es nada sorprendente en una sociedad donde los hombres tampoco se instruyen y son amigos de los mismos prejuicios que embotan el cerebro femenino. […]
Acerca de la educación de la mujer narró dos cuentos muy pintorescos y que fueron muy celebrados por la concurrencia (no se especifica el nombre de los cuentos, ni sus argumentos).
[…] Y terminó […] recomendando la unión entre todos los republicanos y haciendo votos porque el ideal de redención anide en el cerebro de las mujeres
[…] (El Pueblo, 24-iii-1923: 2)
El 21 de enero de 1925 murió doña María Blasco, esposa de Blasco Ibáñez. La junta directiva del centro republicano de Burjassot acordó que constara en acta el sentimiento de la sociedad por dicho suceso y que se hiciera público este acuerdo en El Pueblo. Al día siguiente en las páginas del diario (22-i-1925: 1) podía leerse:
Burjasot y Doña María: Por razones fáciles de comprender, doña María Blasco, de Blasco Ibáñez contaba en este pueblo generales simpatías. La familia Blasco ha vivido algunos años en Burjasot y son muchísimos los recuerdos que quedan de ella.
Al saber la muerte de doña María, se han vertido lágrimas en muchos hogares, donde se recuerda su bondadoso corazón y su cariño por todos los desheredados de la fortuna.
En nombre del Partido Unión Republicana de Burjasot reciba la familia de la finada el más sentido pésame[4].
Unas líneas de afecto para la mujer que cederá su nombre a la agrupación femenina republicana de Burjassot.
La cronología de los acontecimientos nos lleva hasta el 18 de junio de 1930, donde se recoge, en el rotativo blasquista, una de las noticias más importantes para la recomposición de la mujer republicana de nuestra ciudad, una reseña que significará un antes y un después en la autonomía política de las jóvenes librepensadoras republicanas de Burjassot (El Pueblo, 18 -VI-1930: 2).
Un documento muy importante para recuperar la memoria de las mujeres republicanas, noticia, donde Juan Vidal, en su discurso, propone por primera vez (con acreditación documental), que esa juventud femenina, ya organizada dentro del partido, se pase a denominar Grupo María Blasco. Texto que nos recupera el nombre de Vicenta Riera Bueno, no como escritora, sino ostentando el cargo de presidenta del grupo de mujeres que han confeccionado el banderín y que formarán el pilar donde se sostendrá el mencionado Grupo María Blasco. A partir de ahora tendrán personalidad propia y serán las verdaderas protagonistas de su futuro.
Pronto tendremos conocimiento de sus actividades, al mes siguiente, en El Pueblo, se informa que el Centro Republicano El Ideal, proyecta una verbena para el sábado (día 19 de julio), por la noche, “organizada por la Juventud de dicho centro en honor del Grupo Femenino María Blasco. Acto donde se repartirán premios, flores, regalos y música. Se suplica la asistencia de los señores socios y sus familias” (El Pueblo, 17-VI-1930: 6.).
Su presencia y recuerdo, en los actos que se programan en El Ideal, será constante a partir de su creación, respaldando dicha afirmación, la crónica del corresponsal de El Pueblo en Burjassot, don Eutasio Juan Vidal:
A la hora anunciada se celebró el acto organizado por la Juventud Republicana del centro El Ideal.
El presidente señor Valero cedió la presidencia a nuestro querido amigo don José Masip, que hizo la presentación de los oradores señores Báguena, Querol y Alejandro López, [...].
También aludieron los oradores a la desaparición de una joven, Paqui Lloréns, fallecida a los 17 años, perteneciente al grupo María Blasco. […] (El Pueblo, 16-IX-1930: 7).
Una noticia triste, que tuvo un recuerdo entrañable por parte de los oradores s y la solidaridad de las mujeres blasquistas.
Meses después, El Pueblo, nos acercará a estas mujeres, detallándonos los cargos que ostentan dentro de la Agrupación Republicana:
El Grupo María Blasco, representación de la mujer republicana, domiciliado en este Centro, ha elegido para su gobierno interior la siguiente junta: Presidenta: Rosario Redondo; Vicepresidenta: Amelia Albert Herrera; Secretaria: Amelia Casar Fresquet; Vicesecretaria María Hern; Tesorera: Regina Valero; Contadora: Conchita Muñoz Peirusa y Vocales Vicenta Riera y Carmen Muñoz (El Pueblo, 8 -X-1930: 7).
La presencia del grupo María Blasco en todos los actos organizados por el partido o a nivel individual, será patente a partir de ahora. El primer evento del que tenemos constancia es el celebrado, en Burjassot, el 29 de enero de 1931 donde
Como en años anteriores, el chalet que don Mario Blasco Ibáñez posee en Burjasot, fue objeto de constante afluencia de público, correligionarios y fervorosos blasquista que fueron a rendir el tributo de su recuerdo al Maestro al pie del monumento que preside el jardín de la casa […].
Uno de los momento más emocionante fué cuando por la tarde […] llegó el grupo María Blasco que integran bellísimas jóvenes correligionarias; que aportaron con los niños las afectiva y emocional nota del acto. También hicieron su ofrenda de flores. […] (El Pueblo, 29-I-1931: 6).
Su lealtad al republicanismo, les llevará a ratificar su adhesión al Partido de Unión Republicana Autonomista, firmado dicha ratificación: “Pepita Sanchis, Carmen Muñoz, María Sanchis, A. Albert, Josefina Riera, Amelia Casar, Asunción Albert, Lola Andrés, Carmen Sanco, Mercedes Soriano, María Núñez, Amparito Monzó, Conchita Muñoz, Finita Soriano y María Hern” (El Pueblo, 19-III-1931: 1).
También las encontraremos recaudando dinero para los presos políticos o para la viuda de un correligionario (García Hernández): “Grupo María Blasco (Burjasot) 25 pts” (El Pueblo, 29-V-1931: 6).
El sábado 18 de octubre celebrarán una “verbena […], con el propósito de recaudar fondos para la bandera que ha de cobijar a dicho femenino grupo.
El local fue transformado en un magnifico jardín. Aparte de las flores daban esplendor a la fiesta las niñas del grupo” (El Pueblo, 18-VIII-1931: 6).
La falta de liquidez económica del grupo les llevará a recurrir a diferentes eventos con el objetivo de recaudar fondos y poder confeccionar la bandera, que les otorgue entidad propia allí donde vayan, “se advierte a todos los republicanos que todos los sábados, por la noche, se rifará un par de novelas de don Vicente Blasco Ibáñez” (El Pueblo, 1-XI-1931: 2). Anuncio que se volverá a publicar en los mismos términos y con el mismo fin el 6 de noviembre (El Pueblo, 6-XII-1931: 3). Un mes más tarde, convocarán una junta general extraordinaria con las afiliadas, “para dar cuenta de la confección de la nueva bandera. Se ruega la asistencia de todas las asociadas” (El Pueblo, 4-XII-1931: 4).
Su solidaridad e implicación con las personas más necesitados/as de nuestro vecindario, se tradujo en la organización de un partido de fútbol entre
el C.D. Europa, de Valencia, y el F. C. Burjasot, la Juventud Femenina María Blasco ha organizado un partido de futbol en el campo del Burjasot para el día 8 del actual. El producto de este partido se destina a los obreros sin trabajo de la localidad […]. Deseamos también que cunda el ejemplo, pues son muchos los que necesitan pan (El Pueblo, 5-XII-1931: 7).
Después de mucho esfuerzo, tiempo y trabajo, las mujeres republicanas burjassotenses, consiguieron terminar de coser la bandera que les representará.
Para el día 16 del actual tiene organizada esta Juventud un grandioso festival, para celebrar la inauguración de la bandera […].
El primer acto que se celebrará el citado día será depositar flores por una comisión de la Juventud en la tumba de doña María Blasco.
A las 9,50 de la noche, en el teatro Pinazo, gran acto de afirmación republicana femenina, en el que hará uso de la palabra, entre otros, doña Libertad Blasco (El Pueblo, 11-XII-1931: 7).
Los ecos de la entrega de tan deseado símbolo, todavía se podía leer en la crónica, de Eustasio Juan Vidal para El Pueblo, del domingo 20 de diciembre:
Después de muchas idas y venidas; después de cosechar muchos sinsabores y hartarse de desengaños, pudo la directiva de esta Juventud celebrar el acto de inaugurar su bandera. En la ardua terea de organizar el acto hemos de encomiar en primer término a la señorita Amelia Casar, porque no ha omitido por su parte esfuerzo alguno y ha puesto a prueba su fervor en beneficio de la agrupación que representa. Sus compañeras de directiva la han ayudado y secundado en todo momento con la misma vehemencia.
Parece que un festival de esta índole debía de ser fácil y seguro de organizar; pero en este caso concreto de Burjasot no ha sucedido así, hasta el extremo que estuvo en un tris que se malograra todo.
La actuación que se siente por doña María Blasco fue el acicate que enfervorizó a las mujeres republicanas, a las ciudadanas de Burjasot, libres de miserias reaccionarias y de este modo pudo conquistarse el éxito, el triunfo conseguido en el festival del día 16 en el teatro Pinazo, […] ¡Muy bien por mis hermanas en el ideal! (El Pueblo, 20-XII-1931: 7).
El 31 de diciembre de 1931, el diario blasquista, recogerá, en un listado que ocupa tres columnas, el nombre de los representantes y delegaciones que asistieron a la Asamblea convocado por el partido republicano; por Burjassot estuvieron presentes: “[…] por la agrupación femenina María Blasco: Elia Oliver, Amelia Albert, Vicenta Riera y María Isern” (El Pueblo, 31 -XII-1931: 3).
El 15 de enero de 1932, se reunirá la Agrupación María Blasco para la renovación de cargos nombrándose
las ciudadanas siguientes: Presidenta: Vicenta Riera; Vicepresidenta: María Riera; Secretaria: Amparo Valero; Vicesecretaria: Pepita Bosch; Tesorera: Concha Amaya; Contadora: Amparín Albert; Vocales: Vicenta Folch, Carmen Riera, Teresa Mir y Concha Saborit (El Pueblo, 15-I-1932: 4).
Directiva que se puso a trabajar de inmediato, programando para el sábado 23 de enero, “se celebrará, con motivo del aniversario de la muerte de nuestra inolvidable doña María Blasco (25/01/1925), un acto necrológico que tendrá lugar en el Casino El Ideal, de Burjasot, a las diez de la noche” (El Pueblo, 20-I-1932: 2).
No dejarán de programar y organizar eventos, así el miércoles (24/02/1932)
se celebrará una conferencia en el casino El Ideal, disertando don Vicente Clavel sobre el tema “La mujer y la República”
[…] El señor Clavel, comenzó felicitando a la Agrupación por el acierto tenido al designar al grupo femenino de Burjasot con el nombre inolvidable de doña María Blasco, la abnegada esposa del Maestro insigne don Vicente Blasco, a la que dedicó párrafos de sentida elocuencia. […]
Entrando de lleno en el tema Vicente Clavel supo llegar al corazón de la mujer, disertando […] sobre los deberes cívicos que el bello sexo ha contraído al recibir de la República su libertad política y el reconocimiento de los derechos que siempre le negó la monarquía.
A continuación, trazó de mano maestra el perfil histórico de todas las mujeres que se han singularizado en España y excitó a las mujeres republicanas a adquirir la cultura necesaria y a recobrar la conciencia patriótica que ha de permitir que colaboren con acierto en la gran obra del progreso futuro de nuestra nación (El Pueblo, 26-II- 1932: 8).
La presencia de nuestras protagonistas en todos los actos, tanto en el partido o colaborando con el Ayuntamiento Republicano eran una realidad. En el aniversario de la proclamación de la República, el Ayuntamiento de Burjassot coordinó un programa de fiestas que se desarrollo con una:
[…] manifestación cívica, que salió a las cinco de la tarde de la plaza de Pi y Margall. Iba a su frente el Ayuntamiento, […]. Seguían todos los elementos progresivos de la localidad con sus banderas, yendo al frente la Agrupación Femenina María Blasco, con su hermosa bandera tricolor. […]
El reparto de limosnas a los pobres fué una fiesta simpática, donde actuaron las nenas de la Agrupación María Blasco (El Pueblo, 16 IV-1932: 6).
Hasta el mes de agosto, no volveremos a tener datos sobre sus actividades que se centrarán en los “festejos cívicos organizados por el Ayuntamiento en los que intervendrán las ciudadanas del Grupo María Blasco. […] el domingo día 14, las mujercitas republicanas visitaron las casas de las familias más necesitadas, repartiendo 125 limosnas de a cinco pesetas cada una” (El Pueblo, 20-VIII-1932: 6). La solidaridad de estas mujeres queda patente en estas acciones.
El 20 de setiembre, tuvo lugar un mitin, en el centro social republicano, “destacando la presencia del grupo María Blasco.
El presidente de la Juventud […] presentó a los oradores […] Teodoro López, Bernardo Gil Hervás y Leopoldo Querol”.
De los tres parlamentos que se hicieron, solo vamos a reproducir el de don Leopoldo Querol, por ser el único de los tres que trató en su discurso el tema de la mujer; […] se dirigió a ellas para
que sea digna de la República ya que la República la ha dignificado y concedido los mismos derechos que al hombre.
La mujer, sobre todo la valenciana, será el sostén más firme de la democracia. Sin la mujer el mundo habría sido siempre un calabozo. Sin la mujer nada sería en el arte Rafael de Urbino, Miguel Ángel y Leonardo de Vinci. La mujer fue el alma de los sabios y los artistas. Beatriz acompaña al Dante en el gran viaje descrito en la “Divina Comedia”. Ricardo Wagner sueña con sus grandezas musicales y nos inunda de felicidad cuando su música recuerda la sonrisa de una mujer.
Termina alentando al grupo femenino María Blasco, nacido en plena dictadura para que hagan labor práctica, pues al igual de todas las mujeres republicanas, están llamadas a sustituir en los centros benéficos, a otras mujeres que todo lo posponen a la religión (El Pueblo, 22 -IX-1932: 6)
La solidaridad del Grupo, de nuevo, se hizo patente, cuando el diario El Pueblo desplegó una campaña a favor de los 12 soldados de artillería (cuartel de Pineda) condenados de 12 a 15 años de reclusión, en San Miguel de los Reyes, por negarse a comer el rancho que se les proporcionaba cada día (en la comida y en la cena).
Ante una sanción tan desproporcionada, se solicitó a los valencianos/as que enviaran una tarjeta postal (valorada en 15 céntimos) al Presidente de la República, el señor Alcalá Zamora, pidiendo el indulto de los soldados. Nuestras blasquista, se unieron a la iniciativa con el siguiente texto:
El Grupo femenino de María Blasco, de Burjasot, que tiene su domicilio en el Centro Republicano El Ideal, se congratula de que el Partido en que milita figuren personas como usted, todo corazón predispuesto al bien. […]
Nosotras nos adherimos a esa campaña tan justa como humanitaria y con este fin hemos puesto un telegrama al Presidente de la República pidiendo indulto de los artilleros.
Le saludan y esperan las que componen este Grupo que triunfe en esa campaña, porque es de justicia.- La presidenta, Vicenta Riera; la secretaria, Amelia Casar (El Pueblo, 6-X-1932: 1).
El 13 de octubre se desvelará el misterioso acto que estaban preparando, desde setiembre, nuestras protagonistas:
[…]El sábado organizaron una función en el teatro Pinazo con objeto de fortalecer los ingresos del Grupo Escolar Blasco Ibáñez y para ello pudo contar desde el primer momento con la adhesión más entusiasta de la compañía que dirige el gran actor Andrés Fernández y del empresario, […] Juan Bautista Alcañiz. El público llenó el local, correspondiendo a los fines de las organizadoras del acto. El éxito fue rotundo (El Pueblo, 13-X-1932: 6).
Siguiendo su trabajo, el Grupo María Blasco organizó para el martes día 4 un mitin de afirmación republicana,
en el que hicieron uso de la palabra don Manuel Robert y el diputado a Cortes don Joaquín García Ribes.
La presidenta del Grupo, la simpática Vicenta Riera, ocupó la presidencia, y el señor Querol (don José), presentó a los oradores.
El señor Robert, muy elocuentemente, hizo un llamamiento a las mujeres para que hagan buen uso de los derechos que les ha concedido la República.
Explica las argucias de que se vale la iglesia para esclavizar a las mujeres, desde tiempo inmemorial. Para ser buenas republicanas es preciso vencer al enemigo secular: al cura.
[…] Terminó exhortando las mujeres a ser el sostén de la República y a no confundir la religión con el clericalismo.
Las madres españolas sólo pueden recordar del ex rey Alfonso aquella baladronada que soltó cuando se trataba del rescate de los prisioneros de Annual, diciendo “que era muy cara la carne de gallina”. […].
Después le tocó el turno a don Joaquín García Ribes, que hizo una hermosa disertación de los problemas de actualidad [...]. “Comentó la concesión del voto a la mujer y la animó para que no defraude a los que llevaron a la Constitución todos los derechos que la hacen igual al hombre” (El Pueblo, 13-X-1932: 6).
Su implicación y resistencia ante las injusticias las llevarán a visitar, el domingo 23 de octubre, a los apóstoles del rancho, en el penal de San Miguel de los Reyes.
La entrevista fue muy cordial. El grupo regaló a los ex artilleros unos pañuelos artísticamente bordados y profusión de cigarros puros.
Los muchachos agradecieron mucho el obsequio y tomaron nota del grupo para devolver la visita cuando salgan de la cárcel, que será pronto (El Pueblo, 26-X-1932: 2).
De nuevo, la solidaridad de nuestras protagonistas estará manifiesta en las noticias:
El Grupo femenino María Blasco […], en su última reunión de la directiva, acordó organizar un Ropero, con el fin de hacer algo práctico y, remediar en lo posible la situación de muchos ciudadanos a quienes acosa la miseria.
Entienden las mujercitas republicanas que en la actualidad, junto a la propaganda republicana, debe ir algo más que consolide las ideas. No sólo de pan vive el hombre, pero sin pan, con ideas sólo, no puede vivir (El Pueblo, 30-XI-1932: 7).
Otra pieza que hemos encajado en este rompecabezas es el manifiesto que difundieron nuestras vecinas el 1 de marzo de 1933:
MANIFIESTO
El grupo femenino Autonomista MARIA BLASCO a las mujeres de Burjasot.
CIUDADANAS:
El grupo femenino María Blasco de esta localidad, dirige un llamamiento a todos los republicanos para que presten su adhesión y ayuda a este grupo de mujeres esforzadas que estando desligadas por completo de los prejuicios y maledicencias humanas, se une y se apresta a la lucha que se avecina para plazo no lejano, en ocasión de las elecciones municipales, para demostrar que Burjasot siente de corazón las ansias de Libertad, Igualdad y Fraternidad, por cuya causa está pronto al sacrificio, pues ya es hora de que la mujer se dé cuenta de que una cosa son las ideas políticas y otra las religiosas que cada cual puede ostentar, pues bien distinto es lo uno de lo otro.
A los ciudadanos republicanos les intimamos para que sin preámbulos ni vacilaciones hagan por convencer a sus mujeres y a sus familiares para que ingresen en este grupo, pues sabido es que la unión es la fuerza y a las mujeres les falta esa unión, para que nunca se pueda decir que por su culpa la República pueda peligrar en un pueblo de abolengo tan republicano como lo es Burjasot.
Si los republicanos no hacen este pequeño esfuerzo de proclamar la República en sus casas, si las mujeres de los republicanos no siguen a estos en sus luchas, nos exponemos a perder lo que tanto nos costó de alcanzar, nuestra amada República a la cual hay que cuidar y defender ante nuestros enemigos sea como sea. Hay que tener en cuenta la actividad que nuestros adversarios despliegan confiando en que las mujeres suyas, las mujeres reaccionarias, van a darles la victoria que ellos nunca podrían conseguir. Hay que tener en cuenta que si llegara el momento del triunfo de nuestros enemigos la culpa no sería nuestra, sino de los republicanos que no hayan cumplido con su deber.
¡VIVA LA REPÚBLICA!
(A.M.B., Correspondencia, 1933).
Un manifiesto comprometido con el republicanismo imperante, donde las mujeres juegan un papel esencial en el triunfo de las ideas que preconiza la República. Un llamamiento a la responsabilidad y a la unidad de todas/os los burjassotenses para no perder los progresos alcanzados. Lamentablemente tres años después, los acontecimientos históricos, enterraron todas las ilusiones.
BIBLIOGRAFÍA
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HEMEROTECA
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-El Pueblo, Noticias, sábado, 24 de noviembre de 1906, año XIV, nº 5.279.
-El Pueblo, Gran velada literaria en Burjasot, martes, 23 de mayo de 1922, año XXIX, nº 10.781.
-El Pueblo, Burjasot-Gran fiesta literaria en honor á la mujer valenciana, miércoles, 27 de diciembre de 1922, año XXIX, nº 10.959.
-El Pueblo, En memoria de Llombart, jueves, 22 de marzo de 1923, año XXX, nº 11.032.
-El Pueblo, En Burjasot – Conferencia de D. Arturo Perucho, sábado, 24 de marzo de 1923, año XXX, nº 11.034.
-El Pueblo, El Centro Republicano El Ideal de Burjasot- Burjasot y doña María Blasco, jueves, 22 de enero de 1925, año XXXII, nº 11.588.
-El Pueblo, La fiesta del banderín en el Centro Republicano El Ideal, Burjasot, miércoles, 18 de junio de 1930, año XXXVII, nº 13.165.
-El Pueblo, Círculos, jueves, 17 de julio de 1930, año XXXVII, nº 13.190.
-El Pueblo, Burjasot - La Juventud- El acto del Domingo, martes, 16 de setiembre de 1930, año XXXVII, nº 13.242.
-El Pueblo, Acción Republicana, miércoles, 8 de octubre de 1930, año XXXVII, nº 13.260.
-El Pueblo, En Burjasot- Al pie del monumento del Maestro, jueves, 29 de enero de 1931, año XXXVII.
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-El Pueblo, Burjasot-La verbena de María Blasco, martes, 18 de agosto de 1931, año XXXVIII, nº 13.563.
-El Pueblo, Burjasot-Agrupación femenina María Blasco, domingo, 1 de noviembre de 1931, año XXXVIII, nº 13.590.
-El Pueblo, Burjasot-Agrupación femenina María Blasco, viernes, 6 de noviembre de 1931, año XXXVIII, nº 13.595.
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-El Pueblo, Burjasot - Juventud femenina María Blasco, sábado, 5 de diciembre de 1931, año XXXVIII, nº 13.619.
-El Pueblo, Región Valenciana- Burjasot - Juventud femenina María Blasco, viernes, 11 de diciembre de 1931, año XXXVIII, nº 13.624.
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-El Pueblo, De Burjasot, La Juventud, trabaja, jueves, 22 de setiembre de 1932, año XXXIX, nº 13.868.
-El Pueblo, Por la libertad de los artilleros recluidos en San Miguel de los Reyes, jueves, 6 de octubre de 1932, año XXXIX, nº 13.880.
-El Pueblo, De Burjasot. La actuación del Grupo María Blasco, jueves, 13 de octubre de 1932, año XXXIX, nº 13.886.
-El Pueblo, De Burjasot. Visita a San Miguel de los Reyes, miércoles, 26 de octubre de 1932, año XXXIX, nº 13.897.
-El Pueblo, De Burjasot. El Ropero Republicano Autonomista, miércoles, 30 de noviembre de 1932, año XXXIX, nº 13.927.
-Ministerio de Gracia y Justicia «BOE» núm. 289, de 16 de octubre de 1885 Referencia: BOE-A-1885-6627.
-Ministerio de Gracia y Justicia «BOE» núm. 206, de 25 de julio de 1889 Referencia: BOE-A-1889-4763
-mayores.uji.es/proyectos/proyectos2008/mujer_XX-martinez
[1] mayores.uji.es/proyectos/proyectos2008/mujer_XX-martinez.
[2] Ibídem.
[3] Según el tomo nº 2 de Registros de Asociaciones, La Juventud Republicana Autonomista “El Ideal” ubicada en la C/ Vicente Blasco Ibáñez nº, 78, presentó sus estatutos el 23 de junio de 1922 y se constituyó el 17 de julio de 1922, siendo su presidente D. Juan Guimerá. A. R. V. Libros de Registros de Asociaciones, IV tomos, nº 2, registro, 4.061, p. 211-r.